13 Juli 2016
artista invitada : Verónica Troncoso
El presente encuentro nos invita a reflexionar sobre qué prácticas artísticas son posibles de realizar cuando hablamos de archivos, subjetividades y experiencias traumáticas. Trataremos cómo desde un archivo se pueden crear obras artísticas y estas convertirse en lenguajes de transferencia de sujetas y sus biografías. Cuestión que surge a partir del trabajo de Verónica Troncoso y su obra "120 escalones y un café", en donde explora la posibilidad de hablar por la otra.
La autora da cuenta de cómo un archivo puede trasladarse a la esfera pública y qué performatividad hay implícita en cada acción de traspaso entre sujetas del pasado, sus vestigios, y las sujetas del presente. Traspaso que en su obra tiene, a pesar de la ausencia, una fuerte presencia de la otra. ¿Quién habla en nombre de quien? ¿Cómo narrar historias de otras? Y ¿cuál sería el rol de la estética? son las preguntas que guiarán nuestra charla.
El encuentro está organizado y moderado por Thais Vera Utrilla y Karina Villavicencio
lugar: Berlin con mucho arte, Manteuffelstraße 42, 10997 Berlin
Verónica Troncoso es Artista visual, Magíster en Artes Visuales de la Universidad de Chile. Vive y trabaja en Santiago de Chile, en la Universidad de Chile, donde realiza la cátedra de Construcción de Archivos en las artes visuales, Seminario de imágen y política y Taller de especialidad de fotografía. Participa en el Núcleo de investigación: "Imagen y poder. Performatividad e Iconoclastía“, y en el grupo de investigación y creación Sonido Ciudad, en el que desarrolla, junto con Rimini Protokoll, el proyecto: Memorias en Tránsito (Santiago, Chile 2016-2017). Sus zonas de investigación son: Arte, archivos, violaciones a los derechos humanos y memoria
http://veronicatroncoso.cl/
http://www.artemasarchivo.cl/
http://arqueologiadelaausencia.cl/
Thais Vera Utrilla es licenciada en Sociología y Ciencias Políticas con especialidad en estudios de género. Vive en Berlín y trabaja en proyectos interculturales de mujeres desde una perspectiva feminista interseccional. En 2015 fue la coordinadora del programa del centro de mujeres intercultural S.U.S.I. Sus áreas de interés son: feminismos, pensamiento crítico decolonial, el arte como práctica transformadora de espacios y la relación entre género, migración e identidad.
Karina Villavicencio es teórica y artista interdisciplinar. El punto de partida de su trabajo es su historia personal. Como argentina que vive entre Francia y Alemania, aborda desde una perspectiva de localización obras en relación con participación, identidad y memoria; así como los conceptos desplazamiento, frontera y diferencia. Actualmente vive en Berlin y es curadora en diversas plataformas y festivales artísticos con un enfoque de género.
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A continuación algunas de las intervenciones del encuentro:
Verónica Troncoso: Muestra a estas mujeres. Son nueve mujeres. Se basó básicamente la investigación sobre nueve mujeres que sufrieron prisión política en la prisión de Valparaíso. Valparaíso es un puerto en Chile, es provincia. Ese no es un tema menor porque Chile es muy capitalizado, muy centralizado, todo ocurre en Santiago. Y todo lo que empezó a ocurrir con temas de violaciones de los derechos humanos en regiones: en el norte de Chile, el sur, en zonas rurales, en zonas mineras es muy invisible. (...)
(...) Lo que nosotras buscamos en el archivo fue fallido, no pudimos obtener nada. Entonces la fuente de información que tuvimos fue el testigo directo de la prisión política: estas nueve mujeres. Entonces lo que nosotros hicimos, lo que estructuramos fue preguntarles a ellas, que fue la única forma de que ellas quisieran hablar con nosotros. Estructurar su historia de vida en relación no solamente a la detención, a la tortura y a la violación, y todo lo que había implicado la prisión política, sino a registrarlas en el pasado, cómo era su vida de militante o de juventud antes del golpe de Estado, el momento del golpe de Estado, lo que había sido su experiencia durante la prisión política, lo que había sido su vida durante la dictadura, cuál eran sus anhelos y sus imágenes en el presente. (...)
(...) El caso de estas mujeres es súper potente, ellas se siguen juntando y han hecho memoria colectiva durante todos estos años. Son súper militantes con su memoria, súper responsables, resistencias absoluta al olvido. Se reúnen por lo menos una vez al mes y vuelven a hacer memoria. Están en la misión de recordar y hacer recordar otro, a la otra. A veces viene una del exilio. Muchas fueron exiliadas, van y vuelven (...)
(...) La voz yo la he trabajado como una dimensión estética pero también como una acción performativa de transmisión de toda esta información que van contando estas mujeres. Cómo son las formas de transmitir este pasado al momento presente, en ese sentido la voz ha sido un recurso que he trabajado bastante porque me parece que puede transmitir una persona, un sujeto, un estado emocional, una historia completa o fragmentada. La dimensión de la voz yo la he trabajado en distintas formas, la he trabado con medios, con parlantes y audífonos y también corporalizada de distintas formas, dramatizada, lecturas neutras y lecturas anónimas y lecturas también donde el lector se identifica. Son distintas dimensiones de la voz, también se puede transmitir el otro o la otra.
Valeska Navea: El museo de la memoria tiene un problema taxonómico que es el hecho que el museo de la memoria busca hacer memoria. Ese es el primer problema. Cómo tú haces memoria. Tú haces memoria transformando la memoria en un patrimonio. Y eso un problema en Chile, gigante. Porque no puedes hacer patrimonio de algo que todavía no está concreto y de algo que aún es selectivo. La memoria en Chile aún tú puedes seleccionarla. Qué transformar en memoria nacional y transformar en relato oficial por decirlo de alguna forma. Entonces cuando ocurre este problema que es desplazar el archivo o una representación del archivo, como en el museo de la memoria, Ana María G.. dice que la única forma de vencer esto, que finalmente se transformaría en el olvido. Cómo transformas el olvido. Es preguntándole al recuerdo. Y algo que yo encuentro muy interesante que hace Vero. No le estamos preguntando a la historia oficial qué pasó, le estamos preguntando a la mujer qué recuerdos tuvo. Y eso es un primer cambio muy importante quizás para comprender todo esto. (...) Y qué propongo yo. Recurres a la memoria de la mujer respecto a su cuerpo. Se recurre a la mujer en cuanto a su cuerpo, haciéndome cargo de ser teórica más que de ser artista. ¿Por qué? Porque ahí cuando tú preguntas por el relato, el relato tú lo rescatas del cuerpo de la persona. Ahí donde lo pensamos nosotros hoy como la víctima. Si estos cuerpos quisieran ser pueblo o hacer pueblo. La diferencia es que el ser pueblo es ejercer una resistencia contra una presión y el hacer pueblo es reparar tu comunidad que ha sido fragmentada una vez que se haga historia. Finalmente, tú lo que buscas es que tu cuerpo imaginado, porque el cuerpo torturado ya dejó de ser, tú te imaginas un nuevo cuerpo. Este nuevo cuerpo se transforma en el testigo. Es un poco lo que tú preguntabas al principio, cómo la estrategia para una nueva memoria. Bueno, una de las estrategias es transformar el cuerpo en un cuerpo testigo, en un cuerpo que es el único que puede recomponer la memoria a través de la violencia. Algo que me llama la atención de la obra de Vero es que cuando se les pidió a las mujeres tomar las fotografías, los retratos, que eran lo más importante de la obra, más allá de las entrevistas que pudiéramos hacer, la recopilación de material eran sus retratos. Hoy, 2015. eran como maquíllate, ponte linda, ponte tu mejor traje y párate. Sé tú. Y las mujeres aparecen empoderadas. Y algunas como que no entendíamos bien. Ese cuerpo habló. (...)
(...) La ventaja de peguntarle al recuerdo es que no es necesario que ocurra un relato, sino que tiene que estar la presencia de la intimidad. Como es tan cotidiano este cuerpo operando, se transforma en sí mismo en un archivo y en una documentación.
Verónica Troncoso: Tengo un archivo que se llama arqueología de la ausencia que es un archivo sobre detenidos desaparecidos y ejecutados políticos. Básicamente, gente que ya se murió, que no está. Y trabajo con la memoria colectiva de sus familiares, que en fondo todo lo que se recupera es subjetivo. Es lo que se acuerdan. Es lo que se olvidaron. Es los objetos que juntaron. Objetos que se perdieron. Es hacer memoria a partir de intersticio, del vacío. Y son puros relatos. En el fondo tú ingresas una historia, un relato y el relato salta de un año a otro año, mezcla cosas. Después la hija mezcla otras cosas. Es así. O sea, la única forma de hacer memoria del ausente es intersticial. Es a partir de espacios y de restos y de cosas que no se pueden contar porque no se sabe.
Thais: Yo sí creo que la historia nos invisibiliza y lo sigue haciendo con mecanismos mucho más sutiles y yo sí que creo que se nos presenta, también en movimientos de izquierda como compañeras de, para apoyar a, como las abuelas de. Que es un trabajo hermoso y sin desmerecer como cuando toman el espacio público, por ejemplo las Abuelas de la Plaza de Mayo. Por eso preguntaba como toma de espacio público, de conciencia, de visibilización, de estamos aquí y somos parte de esto. Creo que sí se puede afinar un poco más y dejar de presentar a las mujeres como madre de y esa relación con los hijos de los desaparecidos. No porque eso realmente tenga su valor, que lo tiene, sino porque también hay otros modelos y jugaron un rol muy importante en la historia. Y por qué no contarlo. Y esa invisibilización, que es lo que hablábamos en nuestros encuentros, es una forma de violencia. El no saber y el no querer saber y el no responsabilizarnos. Y el seguir como, bueno, como algo residual en toda esta historia, 150 mujeres fueron encarceladas y queda como diluido. En este caso ellas están aquí como sujetas.